Junto a la Tierra
Junto a la Tierra
Cocina de temporada, no ofrecemos carta y solo con reserva.
Cocinamos reconociendo que el alimento y el agua, son cosas vivas, partiendo de ahí elaboramos platos sanos con sabores sencillos y limpios. A partir de materias primas de origen biológico y verduras y hortalizas propias cultivadas en el huerto.
Cocina vegetariana, vegana, macrobiótica, carne y pescado, según tu opción.
Cómo concebimos el alimento
Cultivamos la tierra valorando que es algo vivo y fértil, cargado de potencialidades y revelaciones. La vemos abierta al influjo del océano de aire que la envuelve y de la mano que la cultiva. Los frutos del huerto pasan por la cocina y se convierten en los alimentos que servimos. Nos maravilla ver el movimiento del alimento, de la tierra, pasando por el fuego, elemento transformador, al plato, para ser ingerido y transformarse en la sangre que circula por el interior de nuestro organismo. Es como si la col, con toda su presencia sobre la tierra, su turgencia, su forma de crecimiento, su color, con las fuerzas naturales que contiene, fuera transferida al interior del organismo, portando toda la información que adquiriere en su proceso de crecimiento: el sol, el agua, la energía de la tierra, la energía del cielo. Ingerimos la col y con ello ingerimos mucho más, procesamos parte del paisaje en el que crece.
Nuestra alimentación mira el alimento como un ofrecimiento de la naturaleza, no sólo nutre y es un disfrute sensorial, también es una sustancia medicinal y una fuerza que puede modificar nuestra condición energética.
Cocina de temporada, no ofrecemos carta y solo con reserva.
Cocinamos reconociendo que el alimento y el agua, son cosas vivas, partiendo de ahí elaboramos platos sanos con sabores sencillos y limpios. A partir de materias primas de origen biológico y verduras y hortalizas propias cultivadas en el huerto.
Cocina vegetariana, vegana, macrobiótica, carne y pescado, según tu opción.
Cómo concebimos el alimento
Cultivamos la tierra valorando que es algo vivo y fértil, cargado de potencialidades y revelaciones. La vemos abierta al influjo del océano de aire que la envuelve y de la mano que la cultiva. Los frutos del huerto pasan por la cocina y se convierten en los alimentos que servimos. Nos maravilla ver el movimiento del alimento, de la tierra, pasando por el fuego, elemento transformador, al plato, para ser ingerido y transformarse en la sangre que circula por el interior de nuestro organismo. Es como si la col, con toda su presencia sobre la tierra, su turgencia, su forma de crecimiento, su color, con las fuerzas naturales que contiene, fuera transferida al interior del organismo, portando toda la información que adquiriere en su proceso de crecimiento: el sol, el agua, la energía de la tierra, la energía del cielo. Ingerimos la col y con ello ingerimos mucho más, procesamos parte del paisaje en el que crece.
Nuestra alimentación mira el alimento como un ofrecimiento de la naturaleza, no sólo nutre y es un disfrute sensorial, también es una sustancia medicinal y una fuerza que puede modificar nuestra condición energética.